viernes, 8 de julio de 2016

Decálogo del buen coach



Este decálogo contiene pautas que conforman la idoneidad y competencias de un coach. Las mismas deben ser interpretadas de manera integral, flexible, como un rango mínimo, sin ser una enumeración taxativa de habilidades requeridas...



1. Marco ético: 

Exhibir con coherencia en su propia conducta los estándares de conducta del Código de Etica. Comunicar con claridad al cliente lo que puede esperar de un proceso de coaching. Explicar las diferencia con disciplinas afines como la psicología, la programación neurolingüística, la consultoria o el mentoring. Abstenerse de intervenir en casos en que haya alguna incompatibilidad. Respetar la confidencialidad del contenido de toda sesión o proceso de coaching.

2. Acuerdo de Coaching: 

Comprender cuál es el requerimiento del cliente para la sesión o el proceso de coaching. Pactar expresamente las condiciones en que se llevará a cabo el mismo: honorarios, cantidad de sesiones, días, horas y lugar de las mismas, derechos y obligaciones de ambos y demás elementos necesarios.

3. Relación entre coach y cliente: 

Crear un ambiente de apoyo y seguridad que produzca una confianza y respeto mutuo. Interesarse vivamente por el bienestar del cliente. Respetar por su forma de ser, de aprender y percibir. Apoyarlo y acompañarlo con amorosidad, estimulando su libertad de pensamiento y de acción. Utilizar todos los recursos a su alcance con flexibilidad. Confiar en su propia intuición y en la capacidad de aprendizaje del cliente.

4. Escucha activa: 

Focalizar en lo que el cliente dice y no dice con su palabra, su emoción, su corporalidad y su gestualidad. Considerar el contexto en el que desarrolla la conversación. Seguir la agenda del cliente, sin imponer la propia. Escuchar atentamente las metas, preocupaciones, valores y creencias del cliente. Resumir, parafrasear, y hacer espejo de lo que el cliente ha expresado para chequear la comprensión. No emitir juicios sobre lo que expone el cliente.

5. Preguntas Poderosas:

Preguntar desde un interés genuino por conocer a fondo las necesidades y creencias del cliente. Indagar para despertar el autodescubrimiento generando la posibilidad de creación de conciencia en el cliente. Formular las preguntas de forma abierta sin inducir la respuesta, enfocadas en el presente y el futuro. Respetar los silencios del cliente como momento de mayor introspección.

6. Comunicación efectiva: 

Utilizar un lenguaje accesible para el cliente. Hablar en el momento oportuno, con frases simples, dotadas de sentido común, sin tecnicismos, más allá de la necesaria precisión profesional. Dirigirse al cliente con respeto, sin discriminar o incluir juicios de valor encubiertos. Usar metáforas y analogías para hacer más comprensible una idea.

7. Tomar conciencia: 

Relacionar los datos y opiniones suministrados por el cliente a través de su conversación. Integrar, evaluar e interpretar los mismos de manera tal que el cliente pueda tomar conciencia de todo aquéllo que no puede ser percibido por él. Identificar las preocupaciones subyacentes del cliente sobre la percepción que éste tiene de si mismo y del mundo. Ayudar al cliente a descubrir por sí mismo sus nuevos pensamientos, creencias, percepciones, emociones y estados de ánimo. Inspirar a realizar un cambio de mirada en el cliente no sólo de sus falencias sino de sus recursos. Facilitar al cliente su posibilidad de descubrir sus fortalezas y oportunidades.

8. Diseño de acciones: 

Ayudar al cliente a elaborar una estrategia, en donde se vean reflejadas no sólo una serie de acciones, sino el cambio de mirada que las inspiran. Generar compromiso en el cliente para que desarrolle las acciones que juzgue necesarias para lograr los resultados deseados. Inspirar al cliente a buscar soluciones creativas, surgidas de un modo de pensamiento elástico. Respetar los tiempos del cliente, instándolo a definir plazos ciertos.

9. Planificación, definición y supervisión de metas y resultados: 

Ayudar al cliente a fijar metas específicas, mensurables, accesibles y en un plazo determinado. Identificar y celebrar los éxitos de su cliente en el proceso de coaching. Estimular el sentido de responsabilidad del cliente. Promover en el cliente su capacidad para chequear la evolución de su proceso de aprendizaje. Confrontar respetuosamente al cliente con sus compromisos y resultados.

10. Autoevaluación: 

Examinar su propio desempeño evaluando sus habilidades puestas a disposición del cliente. Apreciar las mismas con flexibilidad y profesionalidad a la vez, sin dogmatismos. Observar los resultados positivos obtenidos por su cliente, y si éstos no se producen, revisar sus métodos de trabajo a través de la reflexión individual o tomando sesiones con otro coach.

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